domingo, 15 de septiembre de 2013

“Si fueras más hábil y más fervoroso, convertirías todas las cosas en medios para progresar en la virtud”. (Carta 987 - 19 agosto 1837. Al Sr. Dumontet).

Las chamifrases de la semana en el Año de la FE

La chamifrase de la semana 88 – Domingo 15 de setiembre de 2013

“Si fueras más hábil y más fervoroso, convertirías todas las cosas en medios para progresar en la virtud”.
                          (Carta 987 - 19 agosto 1837. Al Sr. Dumontet). 

Muchas veces en nuestra vida otorgamos diverso valor a las “cosas” que vivimos. Si se trata de una evaluación moral en seguida clasificamos en “bueno y malo”.  Si el punto de vista es religioso rápidamente distinguimos entre “sagrado y profano”.  La tendencia a la dualidad marca nuestro modo de pensar y de actuar.  Así la vida se nos pasa y quizás nos perdemos la posibilidad de vivir una mayor plenitud.  El Padre Chaminade, se anima a mirar más allá, y a descubrir que en el crecimiento personal y espiritual, no solo “algunas cosas” nos ayudan.  Si desarrollamos la habilidad de mirar más holísticamente y dejamos que crezca en nosotros el deseo de transformarnos y crecer, posiblemente podríamos convertir “todas las cosas en medios para progresar en la virtud”.

No sólo las “cosas buenas y santas” nos ayudan a crecer en la virtud.  También las “cosas no tan buenas y no tan santas” nos pueden ayudar porque son una  oportunidad inapreciable para poder reconocer el verdadero rumbo de nuestra existencia y nos desafían al cambio y a vivir más conscientemente nuestra vida. Un momento de tensión, una reacción desproporcionada, un conflicto que saca a la luz nuestras miserias, un fracaso, un olvido, una frustración, un compromiso no cumplido,… pueden ser también “cosas” que nos ayuden a despertar, a tomar conciencia de nuestras propias sombras y a transformarlas en peldaños para el crecimiento personal.

Otra perspectiva complementaria para comprender el consejo de Guillermo José es la de ampliar la mirada y descubrir que no sólo los momentos “importantes y especiales” nos hacen crecer en la vida.  Es especialmente la cotidianeidad sencilla y concreta de nuestra vida el mejor camino para “progresar en la virtud”.  Desarrollar la habilidad para vivir aquí y ahora verdaderamente presentes, uniendo nuestra vida cotidiana a nuestros ideales profundos, nos ayuda a vivir sin tener que esperar “una plenitud perfecta” sino a experimentar en cada “cosa” ordinaria y a veces rutinaria una “chispa de eternidad”, que fortalezca nuestra pasión por la Vida.

Escuchemos también nosotros este consejo de nuestro Padre y Fundador, no nos dejemos llevar por prejuicios y pensamientos dualistas, miremos nuestra vida cotidiana como un todo, y seamos hábiles y fervorosos para convertir “todas las cosas en medios para progresar en la virtud

Ven Espíritu y regálanos la habilidad
de convertir todas “las cosas en medios
para progresar en la virtud”.

Ven Espíritu Santo, y renueva nuestro fervor interior
para que nos animemos a descubrir las posibilidades
de crecimiento que nuestras propias sombras esconden.

Ven Espíritu Santo, y líbranos de esperar eventos de alto misticismo
que puedan darnos una plenitud perfecta
“más allá” de nuestra realidad humana y cotidiana.

Ven Espíritu Santo, y alcánzanos la gracia
de poder reconocer “las chispas de eternidad”
que habitan con sencillez y de modo ordinario nuestra vida cotidiana.

Ven Espíritu  Santo, anímanos a ser hábiles y fervorosos
y así poder convertir “todas las cosas
en medios para progresar en la virtud”
Amén
                                                                        AT sm

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miércoles, 11 de septiembre de 2013

“Únete también a la Santísima Virgen, que dispondrá a su adorable Hijo para que sea tu mediador ante el Padre” (Carta 761 - 9 febrero de 1835. Al P. León Meyer).

Las chamifrases de la semana en el Año de la FE

La chamifrase de la semana 87 – TALLER DE ORACIÓN VI

Únete también a la Santísima Virgen, que dispondrá a su adorable Hijo para que sea tu mediador ante el Padre” 
                                    (Carta 761 - 9 febrero de 1835. Al P. León Meyer).

 Después de habernos ejercitado en la fe en la Presencia de Dios y habernos dispuesto a unirse a Jesucristo, el último paso de la primera parte de la oración es la unión con María.
Sí, nos unimos también explícitamente a Ella al comenzar nuestra oración, porque a través de su Presencia maternal llegamos más fácilmente a la unidad con Jesús, nuestro mediador.
Ella es también para nosotros Maestra de oración.  Nos enseña a disponer el corazón y la mente para el encuentro con el Señor.  Con Ella aprendemos a contemplar los misterios de la vida de Jesús, guardándolos  y meditándolos en nuestro corazón.  Con Ella aprendemos a leer también la acción de Dios en la historia y en nuestra propia historia, y así junto con Ella podemos entonar nuestro propio Magnificat.
Para Guillermo José la presencia de María en la oración es fundamental. Es garantía de que vamos por buen camino.  En tiempos difíciles y áridos para la oración Ella está dispuesta a llevarnos de la mano.  En tiempos de alegría y consolación, Ella permanece en silencio y camina a nuestro lado.
Unirnos a María al comenzar la oración tiene que llegar a ser para nosotros, sus hijos y sus misioneros, una expresión genuina y espontánea de nuestro corazón, una disposición habitual que no necesita ser recordada como “un paso más”.  Pero para que esta práctica eche raíz en nuestro interior, hay que entrenarse,… paso a paso.
Unámonos a María al iniciar la oración, con estas palabras sencillas y tiernas que nos legó nuestro Padre y Fundador:


“María, durante mi oración
muéstrate Madre, Madre cercana.
Sé mi abogada y mi mediadora.
Sé mi fortaleza y mi refugio.
Sé mi alegría y mi esperanza.
Sé mi salvación y mi felicidad.
MI corazón y toda mi vida
las pongo en tus manos misericordiosas
Amén”
                                                                        AT sm

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domingo, 8 de septiembre de 2013

“El rasgo principal de la Compañía de María es ofrecer al mundo el espectáculo de un pueblo de santos, y demostrar con ello que, como en la Iglesia primitiva, el Evangelio se puede vivir hoy con todo el rigor del espíritu y de la letra” (Carta 388 - 15 febrero 1826. Al P. de Noailles).


Las chamifrases de la semana en el Año de la FE
 
 La chamifrase de la semana 86 – Domingo 8 de setiembre de 2013

 El rasgo principal de la Compañía de María es ofrecer al mundo el espectáculo de un pueblo de santos, y demostrar con ello que, como en la Iglesia primitiva, el Evangelio se puede vivir hoy con todo el rigor del espíritu y de la letra”
                                                (Carta 388 - 15 febrero 1826. Al P. de Noailles).

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El Padre Chaminade al volver del exilio, se encontró con una sociedad devastada. Junto con las estructuras sociales y religiosas injustas del pasado la Revolución se había llevado también algunos valores profundos  y la fe cristiana había “desaparecido” de la vida social.  Es está realidad que lo impulsa a la misión con entusiasmo y decisión.  No se agota antes de empezar ni se desilusiona antes de trabajar con esfuerzo.  Se da cuenta de la realidad pero no se queja constantemente de la increencia.  Se pone en camino para evangelizar a su pueblo.  Por otro lado, no vende un discurso lavado, diríamos hoy “light”, de la vida cristiana. El P. Chaminade tiene la convicción profunda que el Evangelio se puede vivir en ese momento, con todo “el rigor del espíritu y de la letra”.  No se trata de transmitir un mensaje condescendiente para no asustar o para tener rápidamente más adeptos.  Se trata de volver al Evangelio y convertirse para que la Palabra se haga vida en nosotros.  Por eso, en esta tarea misionera, y más allá de las palabras, es en el propio testimonio donde se juega tanto la autenticidad de nuestras vida cristiana como los frutos de nuestra misión.  Sólo podremos convencer a otros que el Evangelio hoy es camino de Vida y de felicidad, si nosotros mismos lo vivimos y lo testimoniamos, si nos dejamos transformar y animar por el Espíritu Santo.  Así es que podremos “ofrecer al mundo  el espectáculo de un pueblo de santos”.

Hoy también vivimos en un tiempo “secularizado” y “postcristiano” como algunos lo llaman.  A veces nos quejamos que la gente no responde como antes, las familias ya no son cristianas como las de antaño, la fe es algo raro y muy privado.  Se han caído y se siguen cayendo algunas estructuras sociales y religiosas, y es cierto que han arrastrado algunos valores de esos que pueden ser actuales en todos los tiempos.  En vez de darle lugar a la queja que paraliza o quedarnos en la falsa nostalgia del “todo tiempo pasado fue mejor”, es hora propicia para el entusiasmo misionero y la convicción renovada de que el Evangelio sigue siendo hoy Buena Noticia.  

Repitamos juntos con nuestro Fundador “El rasgo principal de la Compañía de María (y de toda la Familia Marianista en su conjunto) es ofrecer al mundo el espectáculo de un pueblo de santos, y demostrar con ello que, como en la Iglesia primitiva, el Evangelio se puede vivir hoy con todo el rigor del espíritu y de la letra”

Señor Jesús,

queremos pedirte que tu Espíritu

vuelva a encender en nosotros

la chispa de la vocación misionera,

y el deseo de anunciar el Evangelio

con alegría y a través de nuestro propio testimonio.

 Señor Jesús,

alcánzanos la gracia de poder “ofrecer al mundo

el espectáculo de un pueblo de santos,

y demostrar con ello que, como en la Iglesia primitiva,

el Evangelio se puede vivir hoy

con todo el rigor del espíritu y de la letra”.

 Señor Jesús,

líbranos de la amargura que se queja de “un mundo sin fe”,

líbranos de la crítica despiadada ´

que no reconoce las semillas de tu Presencia,

líbranos de la salida desesperada e inoportuna

en la búsqueda de “nuevos fieles”,

 Señor Jesús,

ayúdanos a vivir con alegría y sencillez

nuestra vocación misionera,

ayudándo a reconocer que tu Reino sigue creciendo,

en medio de la realidad de este mundo que nos toca vivir

y a abrir caminos para que tu Palabra se siga haciendo Vida.

Amén

                                       AT sm

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miércoles, 4 de septiembre de 2013

“Al comienzo de la oración,… Únete a Jesucristo, nuestro jefe y mediador ante Dios, para rezar con Él, por Él y en Él.” (Carta 761 - 9 febrero de 1835. Al P. León Meyer).

Las chamifrases de la semana en el Año de la FE

La chamifrase de la semana 85 – TALLER DE ORACIÓN V

Al comienzo de la oración,… Únete a Jesucristo, nuestro jefe y mediador ante Dios, para rezar con Él, por Él y en Él.” 
                                      (Carta 761 - 9 febrero de 1835. Al P. León Meyer).

Retomamos nuestro taller de oración de la mano de Guillermo José, a través de sus consejos a sus discípulos.  Después de haber dedicado un primer momento de la oración a renovar nuestra fe en la presencia de Dios, el Padre Chaminade, nos invita a unirnos a Jesús “para rezar con Él, por Él y en Él”.
La primera inquietud que nos puede surgir es preguntarnos: ¿Cómo que tenemos que unirnos a Jesús para orar?… ¿Unirnos a Él no es ya orar?.  Es cierto que el encuentro con el Señor es ya oración, pero siguiendo la misma tradición evangélica, oramos al Padre Dios y por eso necesitamos hacerlo “con Jesús, por Él, y en Él”.
“Con Jesús”: Es con Él, que nos presentamos al Padre, es con Él que aprendemos a orar como los discípulos, es con Él que caminamos por la vida y es con Él que en nuestra vida podemos recibir su Espíritu “que clama ¡Abbá Padre!” (Ga 4,6).  
“Por Jesús”, porque Él es el único Mediador entre Dios y nosotros, porque Él es el camino, y “nadie va al Padre sino por Mí” (Jn 14,6). Viviendo esta experiencia profunda de llegar al Padre por medio de Jesús y en comunión con Él expresa san Pablo: “Todo cuanto hagan de palabra y de obra, háganlo siempre en el nombre del Señor, dando gracias por Él a Dios Padre” (Col 3,17).
“En Jesús”, porque desde el Bautismo vivimos en Cristo y su Vida nos sostiene.  Él nos ha elegido como amigos, nos ha invitado a seguirlo, a vivir en comunión con Él y su Evangelio, a permanecer unidos en Él como los sarmientos a la vid: Yo soy la vid, 5ustedes los sarmientos.5 El que permanece en mí, y yo en él,5 da mucho fruto,5 porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, 6 es como el sarmiento que se tira y se seca;6 después se recoge, se arroja al fuego y arde. Si ustedes permanecen en mí 7 y mis palabras permanecen en ustedes,7 pidan lo que quieran7 y lo obtendrán”.
Unirse explícitamente a Jesús al comenzar la oración, nos coloca de la mano de nuestro Padre y Fundador en la más auténtica espiritualidad bíblica de la oración.
Por eso al comenzar la oración,… unámonos a Jesucristo “nuestro jefe y mediador ante Dios, para rezar con Él, por Él y en Él”.

Señor Jesús, quiero unirme a Ti,
porque Tú eres el Camino
y nadie puede ir al Padre sino es por Ti.
Contigo Señor Jesús, puedo aprender a orar,
y dejar que tu Espíritu clame desde lo más íntimo de mi ser:
¡Abbá Padre!

Por Ti Señor Jesús, presento al Padre mi vida,
mis necesidades y las de mis hermanos,
por Ti Jesús, le doy gracias de todo corazón.
En Ti Señor Jesús deseo permanecer,
como el sarmiento unido a la vid,
solo en Ti Jesús mi vida puede dar fruto.
Señor Jesús, al comenzar la oración,
me uno de corazón a tu Persona,
para orar contigo, por Ti y en Ti.
Amén.

                                       AT sm

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