Las
chamifrases de la semana en el Año de la FE
La
chamifrase de la semana 63 – Domingo 27 de enero de 2013.
El
Padre Chaminade no duda cuando habla de la paz auténtica de relacionarla
directamente con la presencia de Jesús y con el lugar que le damos en nuestra
vida. Es el caso de esta hermosa frase,
que más allá de su alto contenido espiritual está sostenida en una profunda
experiencia existencial: no olvidemos las situaciones difíciles y conflictivas
que tuvo que sufrir nuestro Fundador en los últimos años de su vida.
La
paz la encontramos donde está Jesús, y donde dejamos que Jesús habite y “reine”
está la paz. Él nos sigue diciendo como
a los apóstoles en el Evangelio de Juan: “Les doy la paz, les doy mi paz”,
y aclara: “pero no como la da el mundo”. Y no deja de terminar su
promesa afirmando: “¡No se inquieten ni teman!” (Jn 14,27).
La
paz verdadera no es “la que da el mundo”.
La paz verdadera no simplifica ausencia de conflictos o dificultades, ni
es la consecuencia de una vida asegurada por los bienes acumulados, ni tampoco
se alcanza olvidándose de todo y de todos pasándose el día haciendo “om”.
La
paz verdadera es la que sigue los pasos de Jesús: es la que se hace cargo y se
compromete con la realidad; es la que no tiene miedo de involucrarse en las
dificultades ni en el dolor de los demás; es la que no se pierde con las
injurias y los desprecios porque se sostiene en el horizonte de sentido que le
aportan la fe y la esperanza; es la que surge de la confianza en un Dios “Abbá”
que nos ama incondicionalmente y nunca nos abandona.
Guillermo
José nos invita a no desviarnos en el camino,
Cuando necesitemos que la paz habite en nosotros, busquemos las huellas
de Jesús y allí la encontraremos. Cuando
necesitemos que reine la paz, dejemos que Él que “es nuestra Paz” (Ef.
2,14) habite en cada uno de nosotros y reine en nuestros corazones, en nuestras
relaciones, en nuestras comunidades, en nuestras acciones.
Tanto
Jesús como Guillermo José conocieron bien en sus vidas la presencia de quienes
ponen palos en la rueda, de quienes buscan descalificarte y te juzgan desde
paradigmas prejuiciosos y usando argumentos “razonables y muy espirituales”, de
quienes intentan confundirte y hacerte renunciar a los impulsos y la guía del
Espíritu, de quienes te rechazan por envidia o por incapacidad de aceptar su
propia necesidad de conversión; de
quienes en una palabra desean que pierdas la paz. Cuando tu interior comience a sentirse
invadido por estas situaciones, no permitas que tu voz interior se desconecte
de tu centro más profundo donde está tu verdad ni dejes que tu corazón
reaccione de la misma manera. Deja que
las palabras de Jesús resuenen una vez en tu interior al ritmo de los latidos
de tu corazón: “¡No se inquieten ni teman!”, y pídele a Guillermo José, nuestro
Padre y Fundador que puedas también afirmar con la autoridad de tu propia
experiencia: “La paz
sigue los pasos de Jesús y reina donde reina Jesús”.
Señor
Jesús,
Tú
nos das la paz,
Tú
nos das tu paz.
pero
no como la da el mundo.
Danos
la gracia de no inquietarnos
ni
dejarnos invadir por el temor,
porque
la paz sigue tus huellas
y
reina donde Tú reinas.
Señor
Jesús,
cuando
nuestro corazón comienza a confundirse
y
es arrastrado por los vientos del espíritu del mal
que
anidan en nuestro interior
o
que vienen disfrazados en las actitudes egoístas de los demás,
no
permitas que nos hundamos en la angustia o en la ansiedad,
y
fortalece nuestra fe para que podamos reconocer de corazón
que
Tú eres nuestra verdadera Paz.
Señor
Jesús,
no
dejes de darnos la paz,
no
dejes de darnos tu paz,
pero
no como la da el mundo.
Señor
Jesús sigue reinando en mi vida,
sobre
mis luces y mis sombras,
sobre
mis fortalezas y mis debilidades,
porque
donde Tú reinas reina la verdadera Paz.
Amén.
AT sm
Ayúdanos
a difundir la chamifrase invitando a otras personas
a
anotarse para poder recibirla cada semana.